¡El Mundo necesita hacerle un espacio a la Tierra!
Normalmente usamos dos términos diferentes para describir nuestro planeta, estos términos llevan consigo conceptos filosóficos importantes. En inglés los nombres para nuestro planeta son World y Earth, en chino, son 世 y 地, en español son Mundo y Tierra y en hindú, son विश्व y पृथ्वी esta misma separación está presente en muchos idiomas diferentes.
El término World proviene de la palabra proto-germánica weraldiz, que se asoció con los conceptos de vida, existencia mundana, humanidad y, por supuesto, mundo. La palabra Earth, por otro lado, proviene del término proto germánico erþō que significa tierra y suelo. En chino, el símbolo para 世 se originó a partir de un árbol ramificado que está asociado con generación(es), año, era, dinastía y mundo. Los orígenes del símbolo 地 muestran una planta agrícola, así como herramientas para labrar el suelo, por lo que está claramente, de nuevo, asociado con el suelo, el campo, el territorio y la ubicación.
Los orígenes de las palabras muestran los dos conceptos con los que describimos nuestro planeta, uno (y ahora nos atenemos al idioma inglés), Mundo (world) es el más generalizado que abarca el tiempo y la humanidad. En resumen, trata de describir nuestro Mundo, es decir, nuestra realidad. El Mundo a menudo se usa para diferenciar nuestra realidad cotidiana de los «otros mundos» o los «cielos» que hablan sobre conceptos espirituales, la vida futura o el universo. La Tierra, por otro lado, está enraizada en el suelo, está asociada con el suelo en el que nos encontramos, que nos alimenta y los territorios en los que vivimos o en los que estamos enraizados.

El siglo XX junto con sus grandes proyectos modernistas trajo consigo el surgimiento del concepto Mundo, Nación y el concepto Internacional. Curiosamente, todo esto aparejado con la destrucción del concepto Tierra.
Términos o frases tales como: Organización Mundial de la Salud, Guerras Mundiales, «¡Trabajadores del mundo, uníos!», Organización Mundial del Comercio, la World Wildlife Foundation, etc. fueron quienes junto con varios conceptos de «Internacional» o «Nación» gobernaron el mundo. ¿Podría acaso haber sido diferente? El siglo pasado acarreó un proceso de desarraigo sin precedentes de personas de la tierra, cuyos antepasados trabajaron el suelo durante siglos y que terminaron como trabajadores industriales o marginados en los barrios urbanos (o ambos). Este proceso-que por supuesto fue provocado por la sociedad industrial y no al revés-creó una increíble «riqueza», innumerables nuevas tecnologías, alfabetizó miles de millones, curó una serie de enfermedades y puso al «hombre en la luna». Pero generó también la base para el desarrollo nefasto del cambio climático, una destrucción ambiental sin precedentes y una desigualdad abismante.
Las palabras que usamos y los conceptos que las acompañan están obviamente formados por la realidad de la sociedad en la que vivimos, no al revés. El concepto de Mundo es una forma arquetípica importante de describir la única realidad que experimentamos, es decir, vivir en este planeta. Es una expresión de los complejos procesos biológicos, sociales y climáticos que dieron vida a la humanidad y los complejos procesos sociales que dieron paso a la civilización humana. Aún cuando este concepto se intentó usar principalmente para crear una narrativa universalista, podemos reconocer ahora que tiene un claro tono particular planteando preguntas como: «¿Vive Trump en el mismo mundo que yo?» La respuesta clara e inequívoca es: „ ¡No, no lo hace! Esto no tiene nada que ver con la típica queja liberal sobre «noticias falsas» y «hechos alternativos», pero se basa en el hecho de que todos vivimos en nuestro propio mundo, pese a que compartamos este espacio con todos los demás seres humanos. La situación específica de nuestro siglo ha llevado a la ruptura de nuestro mundo (nuestra realidad), en mundos diferentes. Todos los grandes proyectos modernistas del siglo XX comparten el objetivo de unificar el mundo, que creció económicamente a través del sistema capitalista industrial, para crear una realidad en la que existe la humanidad y, según la teoría, podría prosperar. Este siglo fue testigo del colapso del mundo en mundos diferentes. El concepto «Tierra» se eliminó durante el siglo XX, solo para resurgir hoy en día de la mano del movimiento ecológico. La palabra «Tierra» se asoció durante el siglo XX con el localismo, el atraso, incluso el animismo y una fuerte particularidad. Sin embargo, el concepto «de la Tierra», si hablamos de nuestro planeta, puede usarse como un concepto universalista fuerte. La Tierra nos alimenta, nos mantiene vivos, nos protege y nos protege a todos, creó un equilibrio que impulsó a la humanidad y, por lo tanto, al Mundo a existir.
El concepto Tierra abre automáticamente un espacio para que los demás sujetos del planeta, la atmósfera, la biosfera, la hidrosfera, la geosfera, piedras, microbios, árboles y colibríes, hongos y algas puedan a su vez ser reconocidos como parte de ella. Esto no tiene nada que ver con un concepto romántico y utópico para abolir la civilización, volver al bosque y vivir allí felices para siempre. Si bien esta noción o sueño «primitivista» es completamente comprensible dado el daño que la sociedad industrial moderna ejerce sobre las personas(y todos aquellos que se interponen en su camino), combinado con el fracaso de todos los proyectos liberadores del siglo XX que intentaron crear una sociedad más justa y un nuevo ser humano. Sin embargo, con 7,5 mil millones de personas viviendo hoy en la Tierra, no hay forma de que tal cantidad de seres humanos pueda ser sostenida por la caza y la recolección. Incluso si descartamos las dificultades prácticas, seguimos estando obligados a reconocer el hecho de que los diversos procesos que son intrínsecos a nuestro planeta nos crearon a nosotros y a la sociedad humana.
Creo que estos procesos podrían describirse de la siguiente manera:
- Nuestro planeta es un sistema complejo aunque no premeditado que se dirige hacia un equilibrio que se basa en:
- La diversidad (y por lo tanto la capacidad de recuperación) de la vida biológica.
- La expansión de sus sistemas ecológicos.
- La complejización de la conciencia subjetiva (individual) y colectiva.
Si creemos que los procesos que suceden en la evolución de la conciencia y la vida tienen una lógica y un objetivo detrás de ellos, ¿quiénes somos para escapar de nuestra responsabilidad, tanto como hijos de la Tierra, como potenciales guardianes de la Tierra?

Con la civilización humana y sus diversos modos de producción, comenzó a contradecirse primero parcialmente ciertos aspectos de los procesos de la Tierra, y luego de modo esencial. Un buen ejemplo de esto es la creación de enormes monocultivos que a menudo cultivan sólo una especie de planta y son extremadamente vulnerables a enfermedades y a la erosión del suelo. Y, por lo tanto, exigen cuidados intensivos y una abundancia de recursos externos para mantenerse. Otro ejemplo sería la quema masiva de combustibles fósiles que fueron enterrados en las profundidades de la Tierra (valdría la pena preguntarse por qué el proceso que los creó los colocó allí, lejos del alcance de cualquier especie) que a su vez alteró de manera duradera el frágil equilibrio en la atmósfera logrado durante cientos de millones de años. Otro ejemplo es la creación de una desigualdad obscena dentro de la civilización humana que a su vez limita drásticamente su propio potencial y resiliencia.
La tarea para nuestro siglo es re-orientar la sociedad humana que actualmente está contradiciendo los procesos esenciales de nuestro planeta de modo que pueda fluir en una misma dirección. Debemos aprender de todos los ejemplos concretos de sociedades humanas-y civilizaciones- que estaban mucho mejor equipadas para sostenerse de una manera más o menos equilibrada con su entorno orgánico e inorgánico. Es cierto que ninguna de estas sociedades necesitaba alimentar y vestir a miles de millones, por eso no podemos simplemente recrearlas, sino aprender de su enfoque, su actitud y mezclar piezas claves de diversas tradiciones, combinadas con nuevas experiencias de nuestro siglo para crear algo que pueda restaurar El Equilibrio dentro de la Humanidad y para con la Tierra. Este camino debe abrazar el concepto de Tierra pero sin rechazar el de Mundo, sino más bien tratar de fusionarlos, quizás, en una palabra que aún no existe, una palabra que abarque la realidad colectiva de la humanidad, el aspecto del tiempo, el enraizamiento en el suelo pero también su mirada sobre el firmamento y su profundo sentido de pertenencia.
Nota: este artículo fue inspirado por la lectura del libro de Bruno Latour «Down to Earth», si bien tenía anteriormente varios pensamientos instintivos similares, el libro me ayudó a aclararlos y generalizarlos. Recomiendo encarecidamente que este libro se lea y discuta ampliamente.