¿Qué es realmente la Inteligencia Artificial y por qué puede dejarte sin trabajo?
Hace un tiempo discutíamos en Future Magazine sobre qué pasaría con el empleo frente a la creciente automatización, en el artículo What will happen if robots replace human work?.
Hoy abordaremos el aspecto desde otra de sus aristas, un desarrollo tecnológico que está revolucionando lo que podemos llegar a hacer como humanidad y poniendo en serio riesgo nuestros empleos, la Inteligencia Artificial (IA).Pero primero es fundamental aclarar qué es esta tecnología de la que tanto se habla.
Cómo surgió la Inteligencia Artificial
Si crees que la Inteligencia Artificial es un invento nuevo te equivocas, pues desde la década del 50’ que se comenzó a hablar de este concepto, estableciéndose formalmente en la Conferencia de Dartmouth en 1956. Este es un concepto difuso, de esos que no tienen una definición clara y consensuada y va cambiando con el tiempo. Como ejemplo de esto último tenemos que en algún momento se llegó a considerar como Inteligencia Artificial a los softwares de tipo OCR, que permiten que cuando escaneas un documento no se genere una imagen, si no que un archivo con caracteres como los que estás leyendo, los que puedes copiar y pegar. Al pasar el tiempo y ser posible hacer esto con casi cualquier computadora y escáner, se fue perdiendo la inteligencia, por así decirlo, reservándose el concepto en cuestión para programas mucho más avanzados.
Si tratamos de esbozar una definición de Inteligencia Artificial, tenemos que esta consiste en la emulación de las capacidades cognitivas humanas. Este enfoque ha estado marcado por una aproximación conductista a la inteligencia; no se cuestiona qué es, ni se pregunta si una máquina es inteligente, si no que se pregunta si en la práctica ¿se comporta este ordenador, robot o programa de un modo inteligente?
Uno de los sistemas pioneros en el campo de la Inteligencia Artificial fue Eliza, un popular software creado entre 1964 y 1967 en el MIT por Joseph Weizenbaum que podía sostener conversaciones con personas simulando ser un psicoterapeuta.

Otra de las formas en las que se ha intentado emular el razonamiento humano ha sido a través de la elaboración de un Sistema Experto, que busca simular el proceso de razonamiento que tendría un experto humano en determinada área, como el diagnóstico médico o la determinación taxonómica de una especie.

Imagen: Paul Marsden/digitalintelligencetoday.com
Los distintos tipos de IA quedarán para otro artículo pues ahora llega el momento de ver uno se los enfoques más prometedores en los que se trabaja actualmente.
Inteligencia Artificial, Machine Learning y Deep Learning
Formas de clasificar la Inteligencia Artificial hay muchas, al igual que sus múltiples áreas de desarrollo, pero una que debemos tener clara es la diferencia entre una IA general y una limitada: La primera es a la que la ciencia ficción nos tiene acostumbrado con Skynet o C3PO, sistemas que más allá de que tengan una interfaz robótica (que no es necesaria para considerar que algo es una IA), pueden enfrentarse a problemas en una multiplicidad de escenarios y tareas de forma similar o superior a como lo haría un humano. No hemos creado nada parecido y lograr algo así es aún lejano. Lo que si tenemos son IA’s limitadas, que se enfocan en una tarea específica: reconocimiento de imágenes, ganar una partida de ajedrez, mantener conversaciones, etc.
El Machine Learning es una rama del desarrollo de la IA que busca que puedan aprender, en base a procesos inductivos en los que se le suministra a un computador muchos ejemplos de determinada tarea de los que deduce patrones y las mejores estrategias.
Esto nos lleva al siguiente nivel en cuanto a la forma en que aprende un computador, y es el Deep Learning, enfoque que usualmente mediante el empleo de redes neuronales –unidades de procesamiento artificial que simulan el funcionamiento cerebral humano- buscan el que un computador extraiga el significado de los datos entregados, buscando incluso sin supervisión humana la semántica contenida en ellos. Así AlphaGo le ganó jugando Go al campeón Lee Sedol en 2016, aprendiendo de millones ejemplos de partidas reales, casi 20 años después de que Kasparov fuera derrotado jugando ajedrez.

Pero esto no es todo, pues AlphaGo Zero es uno de los ejemplos de vanguardia de lo que se puede lograr en el campo de la IA, el auto aprendizaje: teniendo como base sólo las reglas del juego Go, fue capaz de aprender por sí misma como jugar, sin requerir enormes cantidades de ejemplos de partidas previas, derrotando 100 partidas a 0 a su antecesora AlphaGo. ¿Crees que algún humano podrá superarla algún día? Te apuesto que no, a menos que sea uno mejorado artificialmente.
¿Por qué peligra el trabajo humano?
Este es el punto clave de la explicación y la base de por qué la IA podría dejarnos sin trabajo: Los humanos requerimos de condiciones materiales básicas para ser expertos en una tarea, años o décadas de entrenamiento, necesitamos de otros para aprender, nos cansamos, nos equivocamos, y finalmente morimos, las nuevas generaciones se paran sobre nuestros hombros y en el mejor de los casos tienen acceso al conocimiento anterior (si es que no se perdió o privatizó) , pero no nacen siendo expertos. Como hemos visto en este artículo, la Inteligencia Artificial puede aprender, ya sea en base a millones de ejemplos o consigo misma y lo hace en horas o días y puede llegar a alcanzar un nivel superior a cualquier humano, aunque sea en una tarea muy acotada. Cualitativamente y cuantitativamente el proceso de aprendizaje de la IA es y será mejor que el de los humanos, he ahí su potencialidad. La siguiente generación de AlphaGo no puede ser peor que la actual, mejoran a pasos agigantados. El que desarrollemos IAs en nuevos campos es sólo cosa de tiempo. Sobre todo considerando que quizás sean ellas mismas las que en un futuro cercano se programen a sí mismas.
Hay que tener claro que para que peligre el trabajo realizado por humanos basta con que se siga expandiendo la automatización, tanto en la industria como en algunos servicios (la IA no es siquiera necesaria para una caja de autoservicio). Pero la IA pone en riesgo precisamente los trabajos de índole más intelectual y creativa; la enseñanza, el diagnóstico médico, la genética , las pruebas de laboratorio son algunos de los campos en los que posiblemente sean puestas a prueba primero, ya no como complemento o apoyo de nuestro trabajo, que eso sucede hace décadas, sino que asumiendo la totalidad o gran parte del trabajo humano. Nos queda mucho por desarrollar aún: interfaces materiales para la realización del trabajo, un cuerpo robótico, una IA de tipo general, pero esto es cuestión de tiempo, y puede que sea poco. O puede que incluso seamos nosotros mismos los que establezcamos limitaciones a las áreas en las que se desempeñen intentando salvaguardarnos.
Watch Sophia the robot take its first steps
This robot is walking for the first time.
Geplaatst door What the Future op maandag 2 april 2018
Ella es Sophia, la primera robot que obtiene una ciudadanía, de Arabia Saudita y que nos lleva a preguntarnos ¿los robots se convertirán en personas electrónicas?
La pregunta en los últimos años ha pasado de ser si es que podrán ocupar nuestros puestos de trabajo a cuándo sucederá esto. Quizás no logren realizar mejor que un humano el 100% de los tipos de trabajos existentes en el mundo, que son en extremo variados y específicos, pero eso no es relevante.
Estamos en un punto clave en el que es momento de reflexionar y pensar sobre los usos de la IA ¿aceptaremos su implementación en drones con armamento? ¿quién será el responsable frente a posibles errores o accidentes que ocurran? ¿quiénes se quedarán con el producto del trabajo que realicen?
Tenemos frente a nosotros una posibilidad importantísima como especie, una que no hemos tenido nunca antes: vivimos en un mundo de abundancia, muy mal distribuida ya que sólo unos pocos se quedan con el producto del trabajo de muchos, y con la automatización y el uso de IA podemos replantearnos el trabajo humano. Podríamos tener sin gran dificultad aseguradas nuestras necesidades básicas y no sería necesario cumplir jornadas de 40 o más horas a la semana. Podríamos ocupar perfectamente nuestro tiempo en el desarrollo de las potencialidades humanas, la exploración espacial, el arte; si queremos ser médicos o trabajar construyendo una casa que no sea para asegurarnos la comida, que sea por placer, por vocación, porque lo deseamos.
El nivel de desarrollo que nos han permitido alcanzar las fuerzas productivas de la humanidad a lo largo de nuestra historia nos dejan hoy frente a esta trascendental posibilidad. Una posibilidad frente a la que se vuelve urgente reflexionar en tanto la IA se va consolidando cada día más como una alternativa real en los procesos productivos; su desarrollo se ha acelerado enormemente en la última década, puede ser más eficiente que un humano, permite gestionar y analizar enormes cantidades de datos, funciona 24/7 en conexión en tiempo real con múltiples sistemas… y unida a la automatización puede ser el siguiente salto que permita aumentar la tasa de ganancia capitalista. Ya ha habido cambios similares en el pasado, pero ninguno de tal magnitud ni con tantas implicancias económicas y culturales. La pregunta es ¿en qué posición quedaremos los humanos?