La actual crisis energética mundial y las razones que se esconden tras ella [Parte 2]

Esta es la segunda parte del artículo en el que continuamos ahondando en las causas de la crisis energética que enfrentamos. Puedes leer la primera parte en el siguiente enlace:

La actual crisis energética mundial y las razones que se esconden tras ella [Parte 1]

El cambio hacia energías renovables

Parque eólico Middelgrunden. Dinamarca produjo durante 2020 un 61% de su electricidad a partir de energía eólica y solar.
Parque eólico Middelgrunden. Dinamarca produjo durante 2020 un 61% de su electricidad a partir de energía eólica y solar.

A diferencia de lo que muchos sectores liberales, y el lobby de combustibles fósiles quisiera presentar, el aumento de las inversiones en energías renovables no es la causa de la baja en las inversiones en el sector tradicional, ni de la actual crisis de desabastecimiento. Por el contrario, de haberse invertido más en energías renovables no nos veríamos enfrentados a esta situación en primer lugar, ya que esta crisis de desabastecimiento tiene como principal razón la dependencia en los hidrocarburos.

El déficit en las inversiones en energías renovables sigue siendo enorme, tal como lo es la dependencia en combustibles fósiles, hecho que quedó expuesto en esta crisis. Realidad que no sólo nos expone a las consecuencias inflacionarias de esta crisis, sino que también a las conocidas y ampliamente estudiadas consecuencias del calentamiento de la tierra. Se estima que para contrarrestar los efectos del cambio climático se necesitaría por lo menos tres veces más inversiones en el sector de las energías renovables de aquí hasta el final de esta década (10).

Si bien el aumento de las inversiones en energías renovables coincide con una disminución en las inversiones en energías tradicionales, esto es debido a que cada vez ha crecido más la conciencia respecto a la inminente catástrofe del calentamiento global. Como también debido a las consecuencias nefastas que la industria de combustibles fósiles genera para la estabilidad de los ecosistemas y con las cuáles muchos países han tenido que lidiar en las últimas décadas. Un caso muy claro de esto es China, quien no sólo tuvo que lidiar con niveles exorbitantes de contaminación atmosférica y de sus aguas, sino que al mismo tiempo con los desordenes sociales provenientes de esto. Siendo razones medioambientales una de las principales fuentes de protestas en el país.

El conjunto de estos factores la habían impulsado, al igual que a muchos otros países, a anunciar un alejamiento de la industria del carbón y un compromiso a la erradicación completa de esta fuente de energía en el futuro, un compromiso que hoy tambalea.

Lamentablemente, la actual crisis energética ha empeorado los esfuerzos realizados por fomentar una “transición verde”. Habiendo otorgado un espacio al poderoso lobby de los combustibles fósiles para criticar la llamada transición, y conseguir compromisos en cuanto a la permanencia de esta industria en distintas regiones, provocados por el miedo a la inflación y el desabastecimiento. Si con anterioridad a la crisis era inconcebible para muchos países el proponer un aumento en las inversiones en energías fósiles, hoy en día muchos efectúan compromisos en menoscabo de sus objetivos medioambientales. Esto en muchos casos violando de plano acuerdos y compromisos internacionales, contraviniendo la opinión pública, que cada vez toma más conciencia respecto a la importancia de la transición energética.

Aumento de la demanda energética en Asia

El aumento en la demanda energética está en directa relación con el crecimiento económico. Fue precisamente el crecimiento económico fruto de la revolución industrial, liderada por Occidente, la causa que desató el proceso del calentamiento global en primera instancia, producto de la explosiva demanda energética y los gases de efecto invernadero que se generan en los procesos productivos.

Asia ha experimentado un proceso similar de crecimiento económico e industrialización al vivido por occidente hace más de 100 años -aunque a un ritmo mucho más acelerado-, aumentando explosivamente su consumo energético. Se visualiza que China e India darán cuenta de casi la mitad del aumento en la demanda energética a nivel global en el período del 2005 hasta el 2030 (11).

Una gráfica del aumento en el consumo energético en China en un período de 50 años, desde el 1965 hasta el 2015
Una gráfica del aumento en el consumo energético en China en un período de 50 años, desde el 1965 hasta el 2015 (extraido de: https://link.springer.com/article/10.1007/s12182-016-0136-z/figures/1)

Y China e India no son los únicos países en Asia que han aumentado exponencialmente su demanda energética producto del crecimiento económico en las últimas décadas, lo mismo cuenta para el caso de otras economías asiáticas como lo son: Corea del Sur, Japón, Taiwan, Malasia y Singapur, entre otros. Tampoco se prevé una baja relevante en el crecimiento económico de la región, y en consecuencia, del aumento en su consumo energético en los próximos años. Por el contrario, tanto India como China gozaron del mayor crecimiento del PIB en el 2021 a nivel global, bordeando el  9.5 y 8% respectivamente (12).

Geopolítica

La lucha por el control de los recursos naturales, especialmente de las fuentes de energías, ha sido desde siempre  una causa mayor de enfrentamiento entre las potencias. Esta ha sido la causa de incontables guerras (13), tales como: la guerra del Golfo Pérsisco, la guerra de Kuwait, la guerra en Siria, la invasión a Irak (14), Afganistan, Libia, y es un motivo del actual del enfrentamiento entre Occidente y Rusia, que por su parte pudiese desembocaren en un conflicto bélico.

El mundo no ha logrado hasta la fecha sobreponerse a estos factores geopolíticos para generar una iniciativa global de desarrollo sustentable en el plano energético, meta para la cual sería imperativa una cooperación y planificación a nivel internacional. Al mismo tiempo que aún no se logra acordar un plan conjunto y coherente de acción contra el calentamiento climático, a pesar de conocerse el riesgo certero para la subsistencia de la humanidad. Por el contrario, en el mundo actual, estos enfrentamientos han sobrepaso incluso el control de las propias potencias, estando mediados por los intereses particulares de distintos consorcios, entidades que hoy en día sobrepasan en cuanto a su poder y recursos efectivos, en muchos casos, a estados y gobiernos. Todo esto promueve una situación de riesgo no sólo a nivel energético, sino que ecológico.

La región Sudamericana ha experimentado las consecuencias de esta nueva realidad o estado actual de la geopolítica, corriendo el riesgo incluso de convertirse en un nuevo “medio oriente” debido a sus reservas de Litio, metal que en las próximas décadas jugará un rol similar al del petróleo en los años 70, con todo lo que esto implica. Un claro ejemplo de ello lo fue el golpe de estado en Bolivia, un golpe que fue promovido particularmente por Elon Musk (15) y el Lobby de Sillicon Valley debido a su interés puntual en los recursos naturales de la región, y que fue ejecutado por el presidente de aquel entonces Donald Trump.

¿Qué consecuencias podemos prever de esta crisis energética mundial?

 

Lo particular de esta crisis energética, y lo que la hace diferente a muchas otras, es la complejidad y el entrelazamiento de sus factores. No es una mera consecuencia de una crisis geopolítica, como lo fueron muchas otras crisis energéticas, ni tampoco el producto exclusivo de catástrofes climáticas, sino que es una yuxtaposición de causas y consecuencias de la nueva situación a la que el mundo se enfrenta en miras a un inminente desastre climático. Un mundo en el que las catástrofes medioambientales cada vez son más frecuentes y profundas, hecho que aumenta la presión sobre las cadenas actuales de producción y distribución energética, que por su parte se ven diezmadas producto de estos desastres. Es un proceso altamente dinámico y complejo en el que causas y consecuencias se yuxtaponen. No obstante, haremos un esfuerzo por diferencias las consecuencias más evidentes.

Emplazamiento a la transición verde, resurgimiento del carbón y el peligro inminente del Calentamiento Global.

Si en el discurso político anterior a la crisis energética hubiese sido imposible cuestionar a la transición energética, su necesidad, o su urgencia, en medio esta crisis de desabastecimiento y especulación, lo inimaginable se ha vuelto realidad. Con gobiernos a lo largo del mundo alejándose de los compromisos impuestos para combatir el calentamiento global y promocionando abiertamente la inversión en industrias que hasta hace muy poco tiempo se veían como obsoletas, puntualmente la industria del petroleo y del carbón.

Vemos un resurgimiento de las principales industrias causantes de este problema. Cuando en vista a esta crisis, hoy más que nunca, debiese de ser reconocida la urgencia de impulsar una transición energética que no profundice más la tendencia al aumento de la temperatura en el planeta. Mientras más gases contaminantes se emitan, con mayor rapidez se producirán los desastres climáticos que ya en muchos lugares están a la orden del día, aumentando a su vez el consumo de los combustibles fósiles más contaminantes, como el petróleo y carbón, ya que la cadena de producción de energías renovables aún no esta extendida ni cercanamente a los niveles que le permitiesen suplir el consumo energético de los sectores tradicionales. Un circulo vicioso que se refuerza a si mismo y nos arroja cada vez de manera más previsible a una crisis de la cuál probablemente no haya salida.

Pobreza, aumento del costo de vida e inflación

O bien por la falta de energía, o por el aumento de los precios de estas, la economía que se iba recuperando lentamente de los efectos de la pandemia, se vuelve a ver enfrentada a una crisis económica fruto de la crisis energética. Con fábricas en todo el mundo cerrando debido al aumento de los costos de producción, o simplemente por la carencia de suministros energéticos para mantenerla. Una realidad que pone aún más presión a las cadenas actuales de distribución, altamente dañadas producto de la pandemia. Y que además genera desabastecimiento y un aumento de los precios, que en último plano se traspasan al consumidor, a quien se transfiere en última instancia el aumento de los costos de producción, con records históricos en la inflación a lo largo y ancho del planeta.

En el caso de los USA la economía más grande del planeta (aún), la inflación llegó a su nivel más alto en 39 años (16). Latinoamérica, por su parte, que fue una de las regiones más afectadas por el aumento del costo de la vida, llegó a un nivel inflacionario de más del 9% en el 2021 (17).
Esta de más mencionar la correlación íntima entre inflación y pobreza. Pues son precisamente los sectores más desposeídos de la población quienes sobrellevan el mayor peso del aumento general de los precios, al destinar la mayor parte de sus salarios al consumo. Estudios (18) demuestran que altos niveles de inflación afectan de modo desigual a los estratos económicos más desposeídos, estando estos últimos expuestos de sobremanera a los efectos de la inflación y ejerciendo en ellos incluso un impacto intergeneracional.
Si bien es difícil diferenciar el factor pandemia del de la crisis energética, pues ambos son parte de un todo. Producto de ambos nos enfrentamos a un proceso de empobrecimiento sin precedente a nivel global, en donde la mayor parte de la población se ve sometida a la precarización de sus condiciones de trabajo, la inseguridad laboral y la cesantía. Al mismo tiempo que el costo de la vida aumenta sin precedentes. Irónicamente, o debido a ello, en medio de esta crisis los 10 hombres más ricos del planeta duplicaron sus fortunas (19).

Tensiones Político-Militares

Tropas de EEUU “protegiendo” campos de petróleo en Siria durante 2019. AFP/KURDISTAN 24 CHANNEL

 

 

 

Desde la rebelión en Kazajistán, que tuvo como detonante el alza de los precios de los combustibles, hasta las tensiones actuales entre Rusia, la Unión Europea y los USA. Esta actual emergencia energética no sólo ha exacerbado conflictos existentes, sino que ha sido la detonante de ellos, como lo fue en ambos casos mencionados anteriormente. En medio de una crisis energética, cada región lucha por asegurar su propio suministro, un objetivo que es considerado como vital y por el cual muchas potencias están dispuestas a utilizar la vía militar.  Una realidad que se ha repetido constantemente en la historia moderna.

Otro fenómeno geopolítico que se ha sumado a a la posibilidad de un enfrentamiento militar entre las potencias es el llamado proceso de “desacoplamiento”, o separación entre las principales potencias. Un proceso que se desató durante la guerra comercial entre Washinton y Beijing, pero que en vista a los nuevos acontecimientos se esta extendiendo a su vez a Rusia y la Unión Europea. Una nueva tendencia pudiese terminar por acabar con un proceso de globalización puesto en jaque, no sólo por los efectos de la pandemia, sino que también por el inminente enfrentamiento entre las dos grandes potencias, China y los USA. La crisis energética ha dado un nuevo momentum a esta situación.

Conclusión(es) en torno a la crisis energética

La crisis energética surge en un momento en que el mundo ya atravesaba por una serie de emergencias, la pandemia, el enfrentamiento entre las grandes potencias, la crisis de gobernabilidad y por último el calentamiento global. Y viene a reflejar problemas de fondo que han sido acarreados por este sistema durante décadas, tales como, la primacía de la ganancia sobre la sustentabilidad, la falta de una estructura supraestatal que pueda coordinar iniciativas de transición a energías renovables a nivel global, la tendencia a la militarización de los estados, y el control irracional de los mercados sobre la producción y suministros de bienes esenciales para la subsistencia de la humanidad. Todo esto desembocando en un momento en que el mundo comienza a entrar en una fase de cuenta regresiva ante el inminente desastre del calentamiento global. Y demostrando la urgencia de realizar cambios de fondo y definitivos que contrarresten estas tendencias imperantes. Una coordinación a nivel planetario no sólo es deseable, sino que la uncia base posible sobre la cuál se pueden hacer cambios substanciales. La crisis energética es un ejemplo más de que problemas de carácter global no pueden ser resueltos exitosamente por el estado nación. Como decía el poeta (o profeta) …

“SOCIALISTAS Y CAPITALISTAS DEL MUNDO UNÍOS
antes que sea demasiado tarde” (20)

Nicanor Parra

Referencias

10) Investment in renewable energy needs to triple, say IEA | World Economic Forum (weforum.org)
11) World Energy Outlook 2007: China and India Insights (iiasa.ac.at)
12) India to be fastest-growing economy in the world in 2021 & 2022: IMF projection – NewsOnAIR –
13) The wars that really are about the oil | The Spectator
14) Why the war in Iraq was fought for Big Oil – CNN
15) ‘We Will Coup Whoever We Want’: Elon Musk and the Overthrow of Democracy in Bolivia – IDN-InDepthNews | Analysis That Matters
16) Inflación: por qué subió en Estados Unidos a su nivel más alto en 39 años (y qué consecuencias puede tener) – BBC News Mundo
17) La inflación azota a Latinoamérica y reaviva los fantasmas de viejas crisis – Los Angeles Times (latimes.com)
18) Inflation and Its Impact on the Poor in the Era of COVID-19 – Ideas Matter (iadb.org)
19) Wealth of world’s 10 richest men doubled in pandemic, Oxfam says – BBC News
20) Cristo de Elqui se defiende como gato de espaldas (uchile.cl)

Autor: María Sanhueza

Trotamundos, amando la ciencia y también las humanidades, el vino y el café. Atleta y adicta a la lectura. "Si tienes miedo de ahogarte mientras cruzas el río, que puede parecer demasiado ancho y rápido en este punto, entonces, tendrás que regresar y cruzarlo en su origen hasta que yo, tú mismo o alguien más pueda construir la base que puede dar forma a un enorme puente que hará que el viaje sea posible para todos "

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