Una cuestión de fuentes de energía
Hace veinte mil años nuestras pretensiones como especie se acotaban a la generación de instancias de supervivencia. De esta manera podemos dar cuenta de las primeras manifestaciones de división social del trabajo, como forma organizativa de acuerdo con las características biológicas de los sujetos, hombre o mujer, adulto o niño. Ciertamente, ha transcurrido tiempo desde aquello. El ser humano ha sido capaz de articular complejos y bastos mecanismos de supervivencia, conoce hoy más que nunca en la historia el medio en el cual vive y es capaz de modificarlo en función de sus propósitos e intereses. Es en este preciso recorrido donde hay un elemento importante; las fuentes de energía.
Remontémonos al primer encuentro del hombre con el fuego, desde la caricatura del rayo cayendo del cielo e incendiando una rama, hasta el manejo y entendimiento del mismo. Aquel magnífico descubrimiento posibilitó un proceso ascendente impensado. Con aquel recurso nos fue posible cocinar alimentos y por tanto ampliar nuestra dieta, así como también reducir el número de muertes en los distintos grupos humanos producto de aquello. Posibilitamos ampliar nuestro tiempo de actividad a horas sin sol, disipando miedos, descubriendo nuevos recursos de supervivencia. Nos calefaccionamos y nos extendimos a climas más fríos, pues, el fuego nos acompañaba. Es increíble rememorar aquella fuente de energía hoy y dimensionar mínimamente donde nos ha sido posible llegar gracias a ella. De cierta manera el fuego es el hoy, el alcanzar una fuente de energía inmediata, que con recursos mínimos están a la mano de cualquier hombre.
Un segundo momento acontece con el descubrimiento de los combustibles fósiles, principalmente el petróleo y carbón, que, desde la edad media, con rústicos procesos de refinamiento, fueron abriéndose paso importante en la vida del hombre, hasta posicionarse como el centro articulador energético del mundo, desarrollando una revolución junto a ellos y estableciendo una industria capitalista de miles de millones de dólares. Vemos nuevamente como otra fuente de energía posibilitó un salto cualitativo en la historia de la humanidad. Y los combustibles fósiles tardaron varios cientos de miles de millones de años en llegar a ser lo que son, un proceso irrepetible hoy para el hombre en circunstancias donde se cuentan con grandes avances tecnológicos. Millones de años para generar el oro negro. El tercero momento acontece hoy. La cuestión energética es una situación no prevista en tanto sigamos depredando el planeta al ritmo que hoy lo hacemos. Tenemos reservas de petróleo y carbón finitas, que se concentran en muchos casos en zonas protegidas y continentes no explotados, como la antártica.
Debemos afrontar como humanidad este hito si queremos continuar, no solo con uno u otro sistema productivo o correlación de fuerzas, si no como conjunto de seres articuladores de su vida y materialidad.
Nos enfrentamos a la producción de energía a través de la energía nuclear, un testimonio y evidencia concreta de la capacidad del hombre de generar nuevos espacios de supervivencia y técnica, con el enorme riesgo que significan los desechos nucleares como herencia humana. Un paréntesis o un nuevo delta en la producción energética que puede tener muchos mayores costos que beneficios.
Los avances tecnológicos nos han conducido nuevamente en el tiempo, estamos echando mano como fuentes de energía a lo que siempre ha estado, no de manera literal, pero si desde que podemos dar cuenta como humanidad. Las fuentes de energías “renovables”, son hoy el horizonte energético del mundo, ciertamente la formación de los océanos y el viento tienen una data aun mayor a la de los combustibles fósiles, y es paradójico como nuestro pasado alimenta nuestro futuro, posibilitando la existencia del conjunto humano. Turbinas eólicas y submarinas serán cada vez más frecuente. Podemos extendernos un poco más allá hoy mismo, la existencia de las placas fotovoltaicas ha posibilitado aprovechar la energía del sol, una estrella joven en la existencia del universo. Y hemos sido capaces de salir de este mundo en búsqueda de energía, la pregunta pertinente salta a la vista ¿A qué lugar del universo nos conducirá esta búsqueda?